Sensaciones de las que no quiero prescindir.
Retazos de una vida.
El rinconcito de tere.
Hay en esta vida algunas sensaciones de las cuales, yo, no puedo o no quiero prescindir.
Algunas son mi vida, otras mi recuerdo, muchas de ellas, mi esperanza.
La acogida de mis compañeros caninos.
El olor a dama de noche.
Las sabanas frías, limpias, recién planchadas.
Tu calor en mi cama.
El agua ardiendo, recorriendo mi piel.
El sol en mi espalda, una mañana de invierno.
El olor a piel sudada, limpio y ácido a la vez.
El mar.
El mar y su arrullo.
Tu colonia, que huele a jabón, a caricias, a dulzura.
El olor de la piel de un niño.
Mordisquillos suaves, por las manos pequeñas, con hoyuelos, en los codos, en los mofletes.
Enterrar mi nariz, allí donde el olor pueda transportarme.
Tus manos en mi espalda, en mi cara, en mis senos.
Caricias interminables, dulces.
Caricias completas, apasionadas.
Sensaciones de las que no quiero prescindir. Retazos Tere.
Caricias y besos.
Tu mirada, ay! tu mirada.
Tu sonrisa, tu sonrisa pícara.
Tu voz, que me libera, que me hace reír.
Tu forma de escucharme, que me permite liberar la tensión, el dolor. Me permite conocerme mejor.
La música, cantar a todo pulmón sin importar la lluvia de después.
El paisaje de mi tierra, visto con ojos de pájaro.
La brisa suave que me mece, me arrulla, me enloquece.
Mis AMIGOS, así con mayúsculas. Son el rincón al que sé que puedo volver.
Mi puño de hierro, que me ha ayudado a salvarme.
Mi corazón de plumas, que me ha ayudado a volar.
El sol, su luz. Ella, en sí misma o contra el agua, en sus mil formas. La luna que la refleja.
En cuanto de por terminada esta relación, me acordaré de cualquier otra cosa que me eriza, que me enamora, ¡son tantas!.
Pero lo que sé es que pase lo que pase y me digan las tonterías que me digan, de lo que no quiero prescindir es de la VIDA y los pequeños y efímeros placeres que proporciona.
Teresa López
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Sensaciones de las que no quiero prescindir.